Emana del alma a borbotones,  
 quejío de los versos del poeta,  
 la guitarra con sus bordones
 pone magia a una falseta.  
 Sentimiento universal,  
 una angustia interior  
  que sufre para publicar
 las penas del corazón.  
 Un duende que se levanta
 porque doblan las campanas,  
 La Niña de los Peines canta
 por seguiriyas en Triana.  
 Orgasmo por bulerías  
 en la voz de Caracol;
 y el clímax de las alegrías
 se alcanza con Pericón.  
 Vallejo, Mairena, Chacón
 Torre, Valderrama y Marchena;  
 Planeta, Fillo, Tomas Pavón,  
 Fernanda, Bernarda y Paquera.  
 Llanto del pueblo en su garganta,
 voz fundida en una fragua.  
 Es el de la Isla quien canta
 desde un rincón de su alma.  
 Artistas de jondo elenco
 cantan con buen criterio
 destilando gran flamenco
 en el café de Silverio.  
 Seguiriyas y soleares,  
 granaína y malagueña.  
 Esta tierra de cantares
 canta hasta cuando sueña.  
 La soleá puebla el colmao,
 un pulgar marca el compás,
 tocando Manuel Morao
 la sonanta rompe a llorar.
 Borrachera tengo de arte
 que yo ya no me mantengo
 flamenco de tanto amarte
 de sentirte tanto, flamenco.  
grande Antoñito, y Sabicas, que hace cien años del nacimiento del genio
ResponderEliminarabrazo
Tienes sangre de artista como tu padre, eso no se puede negar. Sigue así...
ResponderEliminarMuchas gracias, Pablo. Sabicas sí que se merece mil versos. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Juan. Se hace lo que se puede. Un abrazo.
ResponderEliminarLo siento, Antonio, pero ahí hay varias cuartetas que no miden bien el octosílabo. Repásalas.
ResponderEliminarEs cierto, Andrés, muchas gracias. Lo miraré, no soy muy dado a medir los versos con exactitud, aunque tendría que hacerlo. Un abrazo.
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