miércoles, 14 de diciembre de 2011

Hasta las piedras lloran la ausencia de Morente

La Alhambra estará siempre soñándote, llorándote, escuchándote. En el Albayzín siguen doblando las campanas por seguiriyas y el cante siempre estará vestido de luto por tu sempiterno adiós. Pero el arte es inmortal y tú lo creabas en cada quejío, en cada requiebro de tu mágica voz, en cada innovación ortodoxa de tu cante. Te recordamos, Maestro, porque la llama del arte nunca se apaga. 

Yo siempre escucharé tus cantos de viejas cadencias que también cantan los niños cuando en corro juegan. Continuaré haciéndote caso y aunque sea pobre no me bajaré a ningún arroyo a beber, aunque me muera de sed....además el mundo da muchas vueltas y ayer se cayó una torre. Intentaré averiguar quién es ese soldaillo que en la esquinita sigue parao con las botillas de montar y el pantalón colorao. Cuando no pueda visitar a Morfeo, tendré la cara de haber pasao una noche mala. Miraré a los pájaros, esos que son clarines entre los cañaverales y le dan los buenos días al divino sol que sale. Me asomaré a la ventana que cae a la soleá.

Buscaré un anillo de orillo barcelonés para regalárselo a la dueña de los ojos que me cautivan, a la que yo bien camelo, y seré como la yedra, imposible de olvidarla, que enredándose en el árbol, no muere aunque el árbol muera. Me sentaré a ver el agua que ella toma al amanecer del día. Me podrán mandar a servir a Dios y al rey, pero dejar a su persona eso no lo manda la ley. Si el sol que sale la ofende, con el sol me peleara, así me diera la muerte. Continuaré soñando que me tambaleo borracho de amor, borracho de hambre.

                                       Foto: Fran Leonardo
                                                                 
Cuando esté en decadencia, pensaré que el mundo puede dar muchas vueltas. Sembraré esperanzas. Intentaré que deseando una cosa no parezca un mundo y cuando la consiga sólo sea humo. Mi corazón continuará publicando lo que mi boca no hable. Sufriré callando y no publicaré mis penas, aunque me estén ahogando nadie se reirá de ellas, pero cuando haga falta no le echaré a mi lengua ningún nudo, cuando quieran que me esté callao porque, como tú bien cantabas, hay gente que es capaz de hacerle hablar a un mundo. Don Enrique, te escucharé desde la alfa a la omega. Tú seguirás haciendo a las piedras llorar con tu cante eterno. Gracias por legarnos tu arte y tu sabiduría, Maestro. 

domingo, 11 de diciembre de 2011

Flamenco virgen extra

XVII Velada Flamenca Aceitunera. Manuel Fernández 'El Titi':cante. David Delgado 'Niño de la Fragua': guitarra. Toñi Fernández: cantaora invitada. David 'El Foski' y Antonio de Linares: palmas. Peña Flamenca de Martos (Jaén). Miércoles, 7 de diciembre de 2011. 21.30 horas.

Es un flamenco virgen extra, puede llenar de arte una almazara y atesora un compás que fluye en su voz como el oro líquido. Éste es el aval del cantaor almeriense Manuel Fernández 'El Titi' que cautivó al público de Martos, la cuna del olivar, que supo saborear y gozar del cante de este gitano que se empapa de flamencura cual aceite en un buen hoyo de pan. Comenzó su recital en la venusta peña flamenca marteña, abarrotada por una audiencia hambrienta de buen flamenco, por tientos-tangos dejando claro desde el inicio que iba a poner su corazón proyectado en su garganta al servicio del arte. 'El Titi' se mueve como pez en el agua en los cantes de compás y los adereza con su voz fundida en esa fragua que engendró su etnia. Metal puro, un flamenco sin artificios, sin recursos efectistas ni banalidades superfluas. Un cantaor que no sucumbe a las imposiciones de las modas, que respeta y conoce profundamente el inmenso legado heredado de sus ancestros. 

El respetable comenzaba a saciar su sed de cante y el de Huércal de Almería se arrancó por soleares con el acompañamiento de esa gran guitarra de 'El Niño de la Fragua'. Esa soleá bien templá, en la que se peleó con el cante y le ganó la batalla, fue el preludio de otro estilo matriz como las seguiriyas. 'El Titi' chanela de cante y lo demuestra en el escenario. Pero no sólo conoce las claves del flamenco, sino que su cante duele, eriza la piel al más pintao. Bordó las seguiriyas y cerró la primera parte con unos fandangos naturales, dedicados con ternura a su madre Lela, que el público premió con una sonora ovación. Tras el receso, el almeriense inundó de compás la peña de Martos. 

                                 El Titi y Niño de la Fragua

De nuevo al tajo, aunque ya cesaron de doblar las campanas de las seguiriyas para dar paso a la fiesta pura por tangos y rumbas que arrancaron las palmas hasta al más 'atravesao' de la sala. Continuó con otro palo festero como las alegrías de Cádiz en las que 'El Titi' jugueteó con los doce tiempos con la misma facilidad que las niñas gaditanas se hacían tirabuzones con esas bombas de los fanfarrones. Derrochó fuerza, entrega y amor a lo que más le gusta: el flamenco. Manuel Fernández es un cantaor que desayuna, almuerza y cena flamenco y lo digiere en el escenario. Además tuvo el detalle de invitar a subir al escenario a su hermana, Toñi Fernández, la continuadora de la flamenquísima saga que sobrecogió a los aficionados marteños con unos campanilleros en los que hubo ecos de los soníos negros del Torre. 

Tras esta bendita pincelada navideña, el tablao se impregnó de la magia de la bulería con el compás que marcaban los palmeros David 'El Foski' y Antonio de Linares y las falsetas flamenquísimas de David Delgado 'Niño de la Fragua'. Los Fernández hicieron un extenso repertorio bulearero que Toñi salpimentó con unas pataítas con mucho arte. “De flamenco no estamos hartos / con este público maravilloso / en esta peña de Martos”. Y con este homenaje al público local remató Manuel Fernández 'El Titi' una actuación magistral que dejó en el paladar de las emociones un sabor de boca tan bueno como el conspicuo aceite de oliva jiennense que recubre con un manto de oro a Andalucía. 

viernes, 9 de diciembre de 2011

El Cabrero: "Hay que tener cuidado por donde se pisa porque hay más mierda que piedra"


Entrevista a El Cabrero. Septiembre de 2007
“No me callo y cumplo las órdenes porque tarde o temprano las tendría que cumplir y hay algunas para desobedecerlas”

Antonio Alcántara / Madrid

Éste es el lema de José Domínguez “El Cabrero”. José recibe a Magazine Siglo XXI tras su maravillosa actuación en los Jardines de Sabatini dentro de la programación de los “Veranos de la Villa”. Revolucionario y crítico con las injusticias sociales, el cantaor de Aználcollar es uno de los referentes más importantes en el mundo del flamenco por su gran voz y sus letras comprometidas. Pero no sólo en la sierra sevillana se ha escuchado el eco de “El Cabrero”, su cante ha llegado a todos los rincones del mundo en sus giras con Peter Gabriel o Lenny Kravitz. La conversación es amena y gira en torno al flamenco, aunque pronto se manifiesta el compromiso social del artista sevillano y el coloquio deriva hacia temas filosóficos y políticos. La mirada de “El Cabrero” es cristalina, transparente como las aguas a las que canta y donde se mira cada mañana en sus paseos por el campo. Tras cada sentencia punzante de José se encierra un pensamiento digerido, una concepción de la vida, un constante grito de libertad. Aunque decir lo que se piensa a veces es incómodo porque como afirma José: “soy libertario, pero me he tenido que amoldar a la libertad que me  he buscao”. 

José, enhorabuena por triunfar de nuevo en Madrid, ¡cómo se ha quejao usted ahí arriba!

Muchas gracias, niño. Pero estoy un poco rozao de la voz, aunque me he quejao como si me dieran palos. Mira si llevo años en esto y todavía se pone uno más tenso que un espárrago en lo alto del agua. Pero tenía ya ganas de volver a Madrid porque tú sabes que echo de menos los rascacielos tan altos (bromea José). 

A pesar de que tienes un estilo muy personal con letras muy comprometidas, ¿qué cantaores te influyeron más en tu juventud?

Bueno, yo era un niño rural, estaba muy lejos de donde se cernía el cante, pero me vino la influencia de los cantaores por soleá como Juan Talega, Antonio Mairena, entre otros… Después está el aire de Jerez, he aprendío de mucha gente, de muchas voces diferentes. Luego yo le aplico la mía. Yo siempre he sío un enamorao de aquel que roza lo bien hecho, como cantaba por soleá Fernanda, por ejemplo. 

¿Qué opina del flamenco actual? 

Ahora también hay muy buenos cantaores, nunca se busca el mejor, porque el mejor en todos los palos es imposible. Unos por su tesitura de voz hacen mejor un determinado cante. Por ejemplo, esa dificultad que tiene la media granaína, aunque no es tan complicada cuando uno tiene una voz fina, que se adapta a la influencia que tenemos de Vallejo, pero el que tiene una voz más gruesa, más pastoso busca otros cantes. 

¿Se canta mejor cuando uno se queja de verdad, cuando uno canta con una disconformidad desde sus adentros?
En mi caso, yo le saco a mi cuerpo todos los rincones que tengo y por haber para añadirle ese sabor a ciertas cosas que se me ocurren escribir, esa consecuencia de que uno no es un cochino que no se pregunta pa qué tengo la cabeza. Cada cosa que digo está en consonancia con algo que yo no soy quién para pararlo, pero sí soy quién para analizarlo.

¿Cree usted que el mundo sigue oliendo mucho a mierda?
Desde mi punto de vista, siempre me voy por el camino más corto, aunque a veces el paisaje es muy horroroso como las guerras, la injusticia, la influencia que tenemos del que más corra. Nos denuncian porque la carretera marca una medida y nosotros queremos meter la distancia como los maestros de música, toda en un casillero. Queremos estar en Sevilla y en Madrid con la violencia que tiene un volante, y nos olvidamos de lo importante que es esta vida, hay que tener paciencia porque los higos se dan cada año. Siempre que el hombre se sale de lo que es lo normal, como por ejemplo, la guerra. ¡Qué coño hacemos nosotros en otros países!, ¿sembrar trigo? ¡No, señor, eso no es sembrar! Porque sembrar muertos (como dice mi malagueña), no es sembrar nada bueno. Cuando un pueblo es soberano y dice en la calle ¡guerra no!, ese pueblo deja de ser soberano, porque alguien se ha saltao esa soberanía sin hacer un referéndum. 


Algunas veces usted ha sido tildado de provocador, ¿se arrepiente por haber sido muy osado en alguna ocasión? ¿Cuál es la verdad de “El Cabrero”?
La memoria yo la tengo muy fresca y yo soy muy como tú me ves. Sé que la sociedad me enseña a lo que no quiero ser, no tengo por qué no estar duchao de prejuicios, ni colaboro con muchas cosas, ni me tengo que callar porque busquen a un culpable. Yo no me callo porque tenga que cumplir las órdenes, porque tarde o temprano las tendría que cumplir y hay órdenes para desobedecerlas. Y ése es mi lema, yo cuando acabo de cantar me vacío, pienso las horas que no estoy con la gente y me voy al campo y tengo una paz… miro lejos y siento la brevedad en el ser humano y presiento que uno es frágil, pero el hombre cuando quiere, cuando quiere…, quiere algo más que la medida de su sombra, pero por lo menos la conciencia le ronda en su mensaje. 

Siguiendo con el tema de la guerra, si tuviera la oportunidad de cantarle cara a cara un fandango a un político, ¿a quién preferiría, a Aznar o a Bush?
¡Tú has visto que los políticos escuchen? (responde con una mezcla de resignación e indignación). Los políticos en lo único que varían unos de otros es que por ejemplo, éste que está ahora le ha dado más apertura a alguien que no la tenía como son las mujeres. Los hombres ya somos demasiados machistas y a algunos les ha sentado muy mal esto. Yo siempre he dicho de cachondeo, que las mujeres y los gatos no son de nadie. Los perros tampoco, pero son más obedientes, más vasallos. Pero yo creo que los hombres tienen que pensar que las mujeres no son de nadie, además tenemos la ventaja que si la mujer no se lleva bien con ellos, pueden rehacer su vida y el hombre también. Y aquí no hay enemigos, lo único que hay que hacer es solucionar. Está bien que la mujer no dependa del pendón que le toque, y también a la inversa, sino que esa mujer dignamente trabaja y tiene su salario. Nosotros nos hemos creído que nos hemos quedado desamparaos, pero no, nadie tiene que matar a nadie, ni manipular sus días, sino que tenemos la libertad de poder escoger. A veces los hombres buscamos un rato de meditación y ya no somos tan fieros como nos pintan. 

¿A qué le canta El Cabrero?
Bueno, yo le canto a muchas cosas, como por ejemplo a un río, a las aguas que están claras y si a alguno no le gusta su cara las puede enturbiar, pero cuando pasa ése, a otro no se le ocurre enturbiar su cara porque se quiere reflejar en el agua. 

¿Cree usted que, como dijo Hobbes, "el hombre es lobo para el hombre"?
Bueno, el lobo se jarta de carne por el miedo que causa, pero porque se lleva tres días o cuatro y luego vomita. El hombre no mata a tres o cuatro de la manada, sino a miles y es capaz de echar a pelear a dos naciones para que se trituren. Y luego ¿para qué van a empezar a gobernar? Si ya no tienen a quién. Eso es como las cacerías grandes, una pila de muertos, grandes, chicos y tós. Se apuntan de socios ahí y a matar.

(José charla animado, se siente bien, pero Elena, su mujer y representante, entra al camerino para avisar con simpatía de que van a cerrar el recinto y hay que darse prisa para no dormir esa noche en los Jardines de Sabatini)

Bueno, José, en definitiva, ¿qué quiere expresar usted con su cante?

Yo estoy aquí para cantarme a mí mismo, porque por el suelo no se va de piedra en piedra como yo creía cuando la ignorancia todavía apenas no me dejaba respirar. Yo creo que hay que tener mucho cuidao donde uno pisa hoy en día porque hay mucha más mierda que piedra, pero bueno aquí estamos para sortearla.