viernes, 23 de septiembre de 2011

India Martínez: “El flamenco es duende, pasión, la forma más bonita de transmitir algo”

Con gafas de sol a la última, llega acompañada por su padre, Alfonso, que no puede disimular el orgullo que siente por su hija. “Antes la llevaba de la mano yo y ya me lleva ella a mí”, bromea con su acento cordobés. Curiosamente, aunque no de forma deliberada, el  café con India tiene lugar en el Café de Indias, uno de los pocos sitios en el Gran Plaza que ofrece café y tostadas a las once de la mañana.

India edulcora tanto su capuccino como su dulce voz a su público. Habla con deje cordobés, aunque en su adolescencia reconoce que hablaba roquetero. “Yo tengo dos tierras, Almería y Córdoba, ya cuando me preguntan qué me siento digo siempre andaluza”, asegura. Su corazón está bañado por el mar almeriense y el río Guadalquivir, en su alma soplan aires de Poniente y está cincelada por torres coronadas de la ciudad califal (como diría el ilustre cordobés Góngora). Su rostro tiene aires sultanes de aquella Córdoba moruna, su belleza cautivaría al pincel de Julio Romero. Su mirada está iluminada por el sol de su Roquetas, ciudad que ama y a la que ha vuelto en un viaje relámpago para ver a su familia y atender gentilmente a La Voz. Es considerada una de las cantaoras más guapas de la parrilla femenina flamenca, aunque ella responde con una gran humildad “que el físico un día se va y queda lo de dentro” y declara que prefiere más las lisonjas a lo que hace que a su persona. “Lo que más me gustó es cuando me dijeron en Cádiz que era la sirena del cante, me identifico con la sirena porque puedo estar suave como un susurro o salvaje”, espeta India que añade que su vida a veces suena por tonás y otras por alegrías.


                                                      India y su café


La sirena roquetera retorna al pueblo donde ha crecido para impregnarse de cariño familiar y recobrar fuerzas antes de comenzar un duro mes de presentaciones, promoción y lanzamiento de su tercer disco ‘Trece verdades’ que verá la luz el próximo día 27. “Este disco va a incluir cosas que teníamos guardadas en el tintero, he puesto la vida en él, me he sentido mejor que nunca e incluye todas las vertientes que te puedas imaginar”, manifiesta la cantaora. Esta nueva obra comienza con una canción titulada ‘Luna nueva’ que fue el tema que marcó la línea del disco. El disco producido por Sony Music, ecléctico y puro al mismo tiempo, incluye sonidos árabes e hindúes. India es una melómana, una cantaora que de adolescente “lo mismo cantaba una seguiriya que una canción rumana”. Aunque el flamenco es la piedra angular de su vida y de este disco con la inclusión de palos como rumbas y alegrías de Cádiz y Córdoba que albergan una letra en hindú. India se siente cómoda y no lo duda, comienza a tatarear la letra y da una grata sorpresa a los clientes del bar que la observan con admiración y a un servidor que lo agradece con un sincero olé. Está muy satisfecha con sus ‘Trece verdades’, título elegido porque en cada tema se expresa una certeza. “Conseguimos un concepto y una forma de sentirnos bien expresándonos y que nos ha gustado mucho”, asegura India que habla en plural porque incluye a los productores David Santisteban, Ricardo Rivera y composiciones de David de María.


Martínez está muy ilusionada con el lanzamiento de esta nueva obra que es un claro reflejo de su personalidad. “Este disco es más yo, lo que soy, todo ha girado en torno a mí porque en mis otros dos discos tenía mucho en cuenta a los productores, pero en éste  he hecho lo que a mí me gusta y lo que yo quiero dar de mí para expresarme y entregarme al máximo y que la gente tenga un concepto real de lo que soy”, asevera. A India le encantaría presentar su próxima obra en Roquetas de Mar donde lleva ya varios años sin actuar a pesar de que pasea su nombre por todo el mundo. Recuerda con emoción cuando comenzó a cantar por el puerto roquetero, en aquellos tiempos en los que era conocida como ‘La Niña del Puerto’. Esa época en la que se sentía un “bichillo raro en el instituto porque a mis amigas no les gustaba el flamenco, ellas escuchaban a los Backstreet Boys y yo a la Niña de las Peines y Tomás Pavón”. Apasionada de Camarón, y admiradora de Niña Pastori, con la que ha compartido escenario, siempre ha llevado el flamenco por bandera y cree en ese ser mágico llamado duende. “El flamenco es el idioma universal, pasión, expresión en puro estado, la forma más bonita de decir algo y cuando se alcanza el duende eso no tiene nombre, es el mejor sueño”, apostilla.


A estos tiempos de crisis que corren, le cantaría una letra de su single ‘Vencer al amor’, con mucho mensaje: “Camino, camino, pero no levanto el vuelo, levanto un castillo de ilusiones y sueños”. El cante de India Martínez seguirá caminando por el sendero del arte  y los meandros de su alma.

India Martínez
Nace en Córdoba en 1985. A los 11 años se traslada a Roquetas donde vive hasta los 22  cuando se muda a Sevilla para continuar su carrera artística. En 1998 llega a la final del concurso infantil televisivo ‘Veo, Veo’. En 2003 publica su primer disco ‘Azulejos de lunares’. Seis años después saca su segundo disco ‘Despertar’. Es del Real Madrid y una apasionada del dibujo, de la capoeira y adora los cars. Ha sido imagen publicitaria del vino La Ina. “Fíjate, Antonio, qué alegría, últimamente en vez de autógrafos firmo botellas”, concluye con gracia.

martes, 13 de septiembre de 2011

El rey nazarí del flamenco

Hoy se cumplen nueve meses de la muerte del maestro Enrique Morente y me he querido dar el homenaje de escuchar una grabación suya que guardo como oro en paño de una actuación en el Colegio de Médicos de Madrid. Rindo de nuevo un tributo al maestro con el artículo que publiqué el día después de su aciago adiós. 


El rey nazarí del flamenco (13-12-10)


La Alhambra, esa que soñó Morente, ha amanecido cubierta por un manto negro, afligida por la marcha del maestro granadino. La Virgen de las Angustias llora por granaínas, el flamenco canta hoy por seguiriyas sumido en una pena inmensa, profiere un grito desgarrador, inmerso en una profunda desazón por el adiós de un genio, un artista mayúsculo desde la alfa a la omega que ha aportado (me cuesta todavía escribir en pasado) una renovación importantísima al flamenco y a la cultura andaluza.

Las cuerdas de la guitarra de Tomatito vierten lágrimas negras, Pepe Habichuela rasguea con rabia su guitarra y las falsetas de la sonanta de Riqueni rebosan tristeza porque ya no escucharán esa voz tan flamenca que reinventaba de forma ortodoxa el cante en cada momento. En cambio, en el cielo están de fiesta Don Antonio Chacón, Pepe de la Matrona, Juan Talega, Rafael Romero ‘El Gallina’ y Camarón (gran admirador de Morente) para recibir a compás a ese gran adalid del flamenco que ha dejado huérfana a su parroquia de seguidores y a todos los amantes de este arte que él como nadie ha contribuido a hacerlo universal.



                                                              Foto: Fran Leonardo

Un cantaor ecléctico y puro, vestido con piel de artista y que destilaba arte sin que la vanidad se apoderara de su persona. Aún recuerdo cuando lo conocí tras una actuación en el Teatro Albéniz de Madrid, un recital junto a Pepe Habichuela que guardaré para siempre en un lugar privilegiado del baúl de mi memoria. Fue la primera vez que tuve la oportunidad de dialogar con el Maestro del Albayzín que irradiaba sabiduría y sencillez. 

Ayer por la tarde cuando se constató su adiós, me acordé de esa noche en el Bar de ‘Las Negris’, del abrazo sincero que me dio y de esa charla que me permitió acercarme a una de las personas que más me han hecho vibrar con el flamenco. Un nudo ata mi garganta mientras escribo, me pasan por la cabeza miles de anécdotas, sus sabias palabras, su eco rajao y su inmenso abanico de cantes. La tierra se abre de pena por la marcha de un cantaor que deja un legado inmenso a los amantes del flamenco, pero Morente seguirá vivo mientras exista la sensibilidad y la Alhambra porque su cante se impregnó para siempre en sus muros como en cada poro de nuestras almas.


Soleá del maestro con Pepe Habichuela


http://www.youtube.com/watch?v=ncgvdoL6xno

lunes, 5 de septiembre de 2011

Sonia Miranda: "En mi vida se canta por alegrías y espero que siga sonando el tirititrán”


Llega puntual, a compás y flamenca con su pañuelo de lunares para taparse la garganta porque hay que cuidar la voz que es su instrumento de trabajo. La cita es en Casa Joaquín, un bar ubicado en los albores de la calle Real, un auténtico emblema para los flamencos. Tío Sordera, su sobrino José Mercé, Juan Habichuela o Pansequito han degustado sus tapas. Incluso hay una anécdota del gran Moraíto Chico (que en gloria esté) que tras jamarse un gallopedro exclamó con esa gracia con la que estaba tocado: “Estaba pa acostarse con él”.
Reciben a Sonia como una parroquiana fiel de este pequeño templo flamenco. Antes de sentarse ya tiene su tapa de huevos revueltos y su cerveza. “Voy a aprovechar ahora que antes de cantar no bebo porque se me olvidan las letras”, afirma mientras sonríe. “Tomad unos higaditos de rape. Apunta periodista”, interrumpe con gracia Joaquín.


                                             Foto: Juan Sánchez

Miranda es un paradigma de mujer andaluza, parece extraída de un cuadro de Julio Romero de Torres. Es una apasionada de los toros y una faena bien hecha le pone el vello de punta. Asegura que al cante también hay que cogerlo por los cuernos “porque está todo el mundo pendiente de tí”.

Habla bajito con su voz almibarada, templada como la soleá, acepta su timidez que sólo se disipa cuando sube al tablao. Una vez sobre el escenario lo da todo “ya sea en la peña más pequeña o en el auditorio más impresionante, hay que saber torear en todas las plazas”. En la ducha no canta flamenco, sólo por Jorge Drexler o Caetano Veloso. Su vida suena por alegrías porque vive un “buen momento familiar y profesional y espero que siga sonando el tirititrán y el lereleré”. A sus dos niños de siete y cuatro años no les gusta el ‘falenco’ (como ellos dicen). “Desde chicos les decía que me iba al médico y cuando descubrieron que iba a actuar ya no les gusta porque los dejaba siempre solos”, asevera.
Valora mucho la compenetración con el tocaor, ese diálogo entre la sonanta y la voz. Cree en el duende, en ese poder misterioso que definió Lorca a la perfección, esa magia que sube hasta la garganta por dentro desde la planta de los pies. “Se produce cuando el guitarrista y el cantaor son una persona y la gente lo está sintiendo, es un momento de gozo que no se puede explicar. Ahí se puede decir que ha llegado el duende o un hada madrina”, expresa con salero.

Su cante ha madurado como el buen vino y ha adquirido ese poso de conocimiento que aporta el paso del tiempo. “Ahora sé lo que quiero, antes cantaba todo lo que escuchaba y ahora creo que tengo mi propio estilo, no quiero asemejarme a nadie aunque algo me pareceré a los antiguos”, espeta. Ha bebido de fuentes magníficas y diversas como la Niña de los Peines, Tomás Pavón, Caracol, Fernanda y Bernarda, Juan Varea o el Niño Barbate. Ella también enseña flamenco y se siente orgullosa de transmitir este arte en el Conservatorio de Almería y en la Escuela de Música de Roquetas.

Está elaborando a fuego lento su segundo disco que verá la luz pronto y tendrá como ingredientes seguiriyas, tientos, serranas, bulerías, soleá por bulerías y cantiñas. En su segundo ‘garabato’ colaborarán José Antonio Rodríguez, Miguel Ángel Cortés, José María Molero, Francis Hernández y Antonio Luis López, a la guitarra; Tomás Santiago, al bajo; Ezequiel, al contrabajo; Octavio, al chelo; Sergio Monroy al piano e Isabel Guirado pondrá los pies al baile.

A estos tiempos que corren con la crisis por bandera, Sonia lecantaría por soleá con la letra que hacía Fernanda: “Estás como las gallinas / tú no parabas de escarbar / y echarte la tierra encima”. De hecho, la regala a los aficionados de ‘Casa Joaquín’, despacito y a compás. Ole, Sonia y como dicen los flamencos: a seguir echándole papas.