lunes, 23 de septiembre de 2013

Amor de madre

Los hay desde las más impensables figuras como una máquina de coser en la espalda hasta los más 'freaks' como el logo de la película de Jurassic Park. Pero el primer tatuaje que conservo en el baúl de mi memoria es ese lema universal: 'Amor de madre'. En un antebrazo curtido y enrojecido por la canícula, ese austero gráfico confería dureza y más si se había hecho en la mili con aguja y tinta china. También recuerdo el ancla tatuada en el brazo de Popeye. Este símbolo, no sólo lo llevaba este devorador de espinacas, sino el 90% de los marineros con un objetivo utilitario: identificar a un marino ahogado. Otros se lo hacían por la esperanza de permanecer anclados a la vida. Pero eran otros tiempos en los que el tatuaje estaba asociado a las clases más desfavorecidas y en las que la tinta china nos sonaba tan lejana como su adjetivo oriental.

El contexto social es diferente y las marcas sobre la piel han dejado de ser peyorativas. De hecho, una de cada diez personas lleva alguno. Y en la moda del culto epidérmico prima más el amor al hijo que a la madre. Angelina Jolie tiene un recuerdo de sus niños así como Beckham que suma 32 tatuajes. Y es que los futbolistas son muy aficionados a bordarse la piel de grafías. De hecho, algunos entrenadores le piden tantos goles por temporada como tatuajes tienen en su cuerpo.
Otros optan por tintarse el nombre de su amada y hay casos en los que meses después les gustaría hacer una mitosis con su brazo por adúlteras causas. A otros, como decía esa canción de los Mojinos Escozíos, les falta espacio por tanto afán de plagarse de inscripciones, con tantos dibujos que parecen ofidios con patas. Aunque cada uno es libre de hacer lo que le plazca con la república independiente de su pellejo. Los hay también sensuales e incluso deseados como el 'Lucky You' del costado de Scarlett Johansson, aficionada a los tatuajes tan raros como el nombre de su tatuador, el envidiado Fuzi Uvptk. Y no me pidan jamás que pronuncie ese apellido porque antes me tatúo 'Amor de madre' en la tabla del pecho; aunque el amor a una madre ya va tatuado en el alma.
**Artículo publicado en El Periódico Extremadura: